LA TEORÍA
Después de años de estudiar, elaborar teorías, y fracasar con programas de reducción, finalmente encontré la simplicidad con que la naturaleza nos protege contra la obesidad: la comida.
¿Conoce a personas delgadas que durante todo el día comen todo tipo de alimentos? A este sensacional grupo humano lo denomino con cariño y envidia “el maldito flaco desgraciado”. El maldito flaco rompe con todas las teorías establecidas sobre la obesidad:
• Los que dicen que la obesidad es provocada por comer mucho de todo, parecen desconocer a estos sujetos.
• Los que alegan que los azúcares engordan, nunca han visto cómo (y cuánto) come un flaco.
• Los que insisten que las grasas son malas ¡se olvidaron de los flacos!
¿Cómo logran los flacos mantenerse esbeltos comiendo de todo? La respuesta es sencilla: comiendo en abundancia, con equilibrio y frecuencia. No saben que lo están haciendo, o cómo lo hacen, y lo más importante, ¡ni les importa!
La siguiente explicación utiliza terminología que puede confundir al lector, sobre todo si maneja con dificultad ciertos conceptos aritméticos. Si por alguna razón le queda confusa, tranquilícese. De todas maneras la solución de la obesidad se logra a través de la práctica.
Conozco a muchos pacientes que no entienden absolutamente nada de la teoría y que han logrado eliminar su obesidad. Por otro lado, conozco a muchos expertos en obesidad que siguen gordos.
Varios organismos internacionales de salud han establecido que el cuerpo humano requiere 55% de energéticos en forma de azúcares (hidratos de carbono); 15% a través de proteínas; y 30% como grasas. Un programa nutricio que cubra estas proporciones es un programa equilibrado.
Afortunadamente existen rangos de “seguridad” que también son considerados como fórmulas equilibradas. Los hidratos de carbono (o azúcares) pueden oscilar entre 48% y 63%. La ingestión de proteínas puede variar entre el 12% y el 17% (rango muy estrecho). La ingestión de grasas puede fluctuar entre un 25% y un 35%.
Además de comer con equilibrio es importante hacerlo con cierta frecuencia, ya que el ayuno favorece la acumulación de grasa corporal; debe ingerir alimentos cada tres a ocho horas.
También es importante comer cantidades suficientes de calorías: se recomienda un mínimo de 1,500 al día.
Mientras se cumpla con estos tres requisitos: equilibrio, frecuencia, y suficiencia, el cuerpo se mantendrá esbelto. Pero al salirse de cualquiera de estos parámetros (comer sin equilibrio, sin frecuencia e insuficientemente, conocidos en conjunto como mal nutrición) el cuerpo se defiende incrementando su habilidad para convertir alimentos en grasa, y almacenarlos a través de adaptaciones orgánicas denominadas eficiencia metabólica. Al generar malnutrición (y eficiencia metabólica) aparecerá la obesidad.
Se engorda al comer mal y no al comer mucho.
La manera más desastrosa de intentar eliminar exceso de grasa es a través de la restricción de alimentos; ya que provoca una eficiencia metabólica más intensa. Por eso al volver a comer, se presenta mayor acumulación de grasa corporal de la que se tenía al principio.
Lo lógico es comer en equilibrio, con frecuencia, y en suficientes cantidades para erradicar la eficiencia metabólica. Una vez que ésta haya desaparecido, el organismo podrá eliminar el exceso de grasa en forma lenta y natural. Para lograrlo se requiere tener paciencia, cualidad que por lo general es mínima o nula en el obeso.
Al volver a comer con equilibrio y en abundancia se corre el riesgo de subir de peso y medidas. Será más probable que esto suceda conforme sea más intensa la eficiencia metabólica (mayor desequilibrio, ayuno, o insuficiencia de alimentos).
Una salida para este dilema es empezar a comer con frecuencia pequeñas porciones de alimentos equilibrados e incrementar lentamente las cantidades.
Este último abordaje es el que presento en el actual libro. Los valientes pueden iniciar con los programas de abundancia (Semana D en adelante), pero si tiene miedo de subir, inicie con las primeras semanas del programa, y paulatinamente agregue alimentos.
En ocasiones la eficiencia metabólica es tan severa, que se sube de peso y de medidas a pesar de ingerir muy pocos alimentos. Por tal motivo, la primera semana se inicia con un mínimo de porciones.
El programa inicia con 800 calorías, porque cantidades menores generan pérdida de masa muscular y eficiencia metabólica. Si a pesar de ingerir tan sólo 800 calorías sube de peso y de medidas, deberá continuar con el programa. Es el precio a pagar por haber agredido tanto a su organismo con dietas, ayunos, y probablemente con medicamentos.
También significa que padece una desnutrición tan severa, que tiene la obligación de consultar y atenderse por un médico o nutriólogo que cuidará su proceso de realimentación.
¿Y qué hay de los excesos?
Actualmente la comunidad científica está de acuerdo en que una alimentación abundante en hidratos de carbono (azúcares) y proteínas, difícilmente provoca obesidad. El exceso de proteínas e hidratos de carbono se elimina a través de un fabuloso mecanismo conocido como termogénesis. Esta función metabólica se activa siempre y cuando se evite la eficiencia metabólica.
Una excelente bibliografía sobre el efecto de los hidratos de carbono, proteínas y grasas en el organismo se encuentra en la prestigiada revista Clínicas Médicas de Norteamérica, de enero de 1989, a la que ya se ha hecho alusión.
Hasta la fecha se ha demostrado que el único alimento que genera obesidad al comerse en exceso, es la grasa. Existen varios tipos de grasas:
Las grasas mono insaturadas (aceite de oliva, canola, aguacate) y las poli insaturadas (encontradas en pescados, mariscos, aceite de maíz, cártamo, girasol, etcétera) aparentemente son menos “engordativas”. Las que generan mayor obesidad son las saturadas, que se obtienen, primordialmente, de animales terrestres. La recomendación actual es sustituir la ingestión de grasas saturadas por mono o poli insaturadas. Las grasas no deben eliminarse de la dieta porque se rompe el equilibrio nutricio, se genera eficiencia metabólica, y por tanto, obesidad.
¿Qué porcentaje de grasas puedo ingerir para reducir en forma lenta y segura?
En la práctica diaria he encontrado que un menú con 27% a 30% de grasa logra una reducción libre de violencia (no se vuelve a subir).
Al manipular los porcentajes de grasa (de 27% a 30%) observé cambios extraordinarios; cuando indiqué dietas con 30% de grasa se generaron reducciones preferentes de cintura.
Esta fórmula es la base del libro Las Dietas Engordan Comer Adelgaza, y se aplica en el programa de cambio de hábitos de alimentación. Es la distribución de nutrimento que más indico en la consulta diaria. ¿Por qué? La acumulación de grasa intra abdominal (con incremento de cintura) se asocia con mayor frecuencia a diabetes, infartos del corazón, infartos del sistema nervioso central, cáncer en distintas regiones del cuerpo, reducción de estrógenos en la mujer y testosterona en el hombre. Lo primero que se debe eliminar es la grasa intra abdominal, para después reducirla en otras regiones.
Al indicar programas con un 27% de grasa, observé que se reducía preferentemente de cadera y muslos. Esto, como se imaginarán, enloqueció a las damas que padecían ese problema.
Las recomendaciones del presente libro se basan en programas con 30% de grasa, aunque algunas combinaciones se acercan mas al 27%. Si desea reducir más rápidamente de cadera, elija las opciones con un 27% de grasa. También puede aplicar la semana uno y dos de mi libro Las Dietas Engordan Comer Adelgaza. La forma de combinar ambas técnicas se explica al final del libro.
La reducción de grasa torácica nada tiene que ver con porcentajes de alimentos. Para disminuir grasa en esta región se debe comer “algo” cada dos a tres horas; el resultado se logra incluso con la ingestión de chocolates o pasteles. Una dieta excedida en grasa puede incrementar la medida de cadera y muslos, pero al comer con frecuencia, de todas maneras se eliminará grasa torácica.
En últimas fechas descubrí la manera de reducir grasa del bajo vientre (entre el ombligo y el hueso del pubis). Más adelante explico la manera de eliminar la grasa de esta región.
Al incrementar las proteínas a un 19% (sobre todo proteína de origen vegetal) descubrí que se reduce preferentemente la grasa acumulada en la parte superior del vientre y en las mejillas y que, además se reduce la flacidez de la piel (sobre todo en antebrazos y abdomen) generada por otras dietas.
Conclusiones
El organismo humano responde en primer lugar a la proporción de nutrimentos y posteriormente a las cantidades.
Se acumula grasa cuando se presentan:
Ayunos prolongados y frecuentes
Ingestión excesiva de grasa
Carencia prolongada de cualquier nutrimento
Para eliminar grasa en forma sensata se deben revertir estos eventos, ya que dejar de comer o reducir algún nutrimento de la dieta favorece, a la larga, mayor obesidad.
La grasa se acumula de manera especial dependiendo de la conducta alimentaria y/o selección de alimentos. En contraposición al modificar la conducta y seleccionar con cuidado los alimentos se puede reducir grasa de manera selectiva.
El presente libro se estructuró para reducir cintura y abdomen. Si desea moldear otra parte de su cuerpo puede obtener los menús a través de las páginas web:
www.BolioSystem.com
www.QueHacenLosFlacos.com
www.MalditosFlacos.com
www.PlacerDeCocinar.com
www.LasDietasEngordan.com
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La grasa se acumula de manera especial dependiendo de la conducta alimentaria y/o selección de alimentos. En contraposición al modificar la conducta y seleccionar con cuidado los alimentos se puede reducir grasa de manera selectiva.
El presente libro se estructuró para reducir cintura y abdomen. Si desea moldear otra parte de su cuerpo puede obtener los menús a través wikitree.es/que-es-la-democracia-directa/
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