LA PRÁCTICA
¿Cómo convertir la teoría en algo funcional, de tal manera que elimine la eficiencia metabólica, y en consecuencia reduzca grasa corporal en forma espontánea? En mi primer libro, Cómo Curar la Obesidad, recomiendo establecer cierto orden en la ingestión de alimentos: primero frutas y verduras, después proteína de origen animal y vegetal, y al final alimentos ricos en grasa y/o azúcares refinados.
Aunque el programa funciona, se aleja de los hábitos alimentarios usuales de nuestro país.
En mi segundo libro Las Dietas Engordan Comer Adelgaza presento un programa rígido y estructurado, que indica con exactitud qué ingerir. Se incrementan en forma paulatina los alimentos, hasta lograr un valor de aproximadamente 2,100 calorías al día. Las indicaciones de cada día se analizaron en una hoja de cálculo basada en la tabla de contenido nutricio de alimentos del Instituto Nacional de la Nutrición. Para lograr equilibrio se debe ingerir todo lo indicado en un periodo de 24 horas. La ventaja de este programa es que se elaboró tomando en cuenta los hábitos alimentarios usuales de nuestra cultura.
En este libro presento los “paquetes de equilibrio”. La idea es preparar desayunos y cenas que por sí solos cumplan con los criterios de equilibrio alimentario. Encontrará varios “paquetes” que pueden intercambiarse, de tal manera que la preparación de un menú se vuelve algo similar a un juego de cartas: cada carta es un “paquete”, y cada juego (combinación de cartas) un hábito alimentario diferente. El equilibrio se logra en el momento de ingerir cualquier paquete indicado.
De acuerdo con los resultados observados en la consulta diaria, este programa tiene mayor aceptación que las estrategias de mis dos primeros libros, aunque la reducción sea más lenta.
La nueva técnica está dividida en semanas:
Cada semana indica un programa de base que marca los alimentos a ingerir al despertar, a media mañana, en la comida más abundante, a media tarde, y al dormirse (cinco alimentos programados).
Cuando se reúnen estos cinco alimentos se logra el equilibrio de nutrimentos. El valor calórico se incrementa de 400 a 1,000 calorías, programas de base A al G. (Los desayunos y cenas no están incluidos en los programas de base).
Al final encontrará programas de base especiales que indican cómo comer en restaurantes (donde es usual que se olvide lo balanceado y se opte por lo sabroso). La forma de preparar e ingerir cada programa de base se indica en la semana correspondiente.
La distribución de alimentos se trató de ajustar lo más posible a los hábitos usuales de nuestro país. Si su hábito es diferente, busque apoyo individualizado con un médico o nutriólogo entrenado en el Sistema Bolio o en la siguiente dirección electrónica:
www.BolioSystem.com
Una vez que haya aplicado todas las semanas, podrá elegir entre cualquiera de los programas de base. Tal vez un día decida ingerir el programa de base E, y al día siguiente lo marcado en un programa de base especial. Además, cada semana sugiere uno o varios paquetes de equilibrio para el desayuno y la cena.
Cada paquete de equilibrio aporta un 55% de hidratos de carbono, 15% de proteínas y 30% de grasas (20% o más de poli o mono insaturadas y 10% o menos de saturadas). Aunque los paquetes de equilibrio están marcados para desayunos y cenas, pueden agregarse en cualquier otro momento del día (a media mañana, a media tarde, al despertar, al dormirse, o además de la comida más abundante del día).
En la semana H presento paquetes de equilibrio especiales que son combinaciones muy sabrosas, pero poco recomendables como rutinas.
La repetición genera el hábito, y el hábito logra la permanencia. Las primeras semanas son monótonas ya que recomiendan repetir un programa de base junto con su respectivo paquete de equilibrio.
Conforme avanzan las semanas podrá agregar más opciones. De acuerdo a la experiencia obtenida en la consulta, las primeras semanas generan reducciones rápidas, y las últimas favorecen reducciones divertidas.
Si observa que al agregar paquetes de equilibrio se estabilizan sus medidas, o inclusive sube de peso y medidas, vuelva a ingerir aquellas indicaciones que maneje con más habilidad (programas A, B, o C).
El programa también se divide en fases, y cada fase genera una reducción diferente.
Fase rígida (semanas A y B)
Fase estética (semanas C y D)
Fase sabrosa (semanas E, F, G y programas especiales)
Fase rígida: generalmente provoca reducciones rápidas de peso y de medidas. Está estructurada para reducir de cintura, pero sobre todo para eliminar la grasa del bajo vientre (entre ombligo y hueso de pubis).
Fase estética: reduce exceso de grasa en las partes donde sobra, pero además favorece que se recupere grasa normal en donde debe existir: la forma del cuerpo de la mujer está moldeada por acumulación de grasa en regiones específicas (glándulas mamarias y cadera); normalmente las mujeres a dieta han perdido esas “curvas”.
Las semanas C y D ayudan a la mujer a recuperar una figura a la vez torneada y esbelta. Además se recupera masa muscular, con la que se moldean glúteos y pantorrillas. Los varones que hacen ejercicio observarán cómo sus piernas y brazos se vuelven más musculosos.
Al recuperar grasa normal en la cara, reducirá líneas de expresión, y por lo tanto se verá unos diez años más joven.
Fase sabrosa: aun cuando se presenta una reducción estética (se baja donde se debe bajar y se sube donde se debe subir), la respuesta usualmente es mucho más lenta, ya que se agregan combinaciones poco saludables, pero muy sabrosas. Se pierde velocidad de reducción para ganar flexibilidad.
En fechas recientes elaboré programas que reducen partes específicas del cuerpo: hombros, grasa de tercio superior de abdomen, así como programas para aumentar busto y glúteos. Estas estrategias se salen del contexto de este libro, pero pueden solicitarse como menú personalizado en la página web:
www.BolioSystem.com
www.QueHacenLosFlacos.com
www.MalditosFlacos.com
www.PlacerDeCocinar.com
www.LasDietasEngordan.com
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